El colesterol, la fiesta que no para

El ganador del sorteo del post anterior es Herr Löbel por comentario el día 27 a las 11:55 (mi mail es david_europa@hotmail.com)

La fiesta, claro está, es la de las farmacéuticas con sus famosas y lucrativas estatinas. Pero el problema, ya lo sabemos, no es exactamente esto. Pues benditos los médicos y científicos que obtienen beneficios curando a la gente y aportando salud y bienestar reales. El problema es que las estatinas reductoras del colesterol, sobre todo tal como se prescriben hoy día, no están precisamente muy cerca de esos criterios.

En primer lugar, quería comentar aquí algo que no quise hacerlo en su día. Hace un par de años, cuando escribía en un medio de comunicación una columna sobre nutrición y salud, tuve la ocurrencia de escribir sobre las estatinas y la mala praxis médica en su receta. Y digo ocurrencia porque con la Iglesia topé. Me remitieron más de un mail desde la redacción de médicos lectores quejándose porque mis opiniones "no eran aceptables". Bueno, espero que las de dos muy prestigiosos médicos en el ámbito cardiovascular como ahora voy a comentar sean, al menos, dignas de respeto para médicos como los que me descalificaron por mis "opiniones" que más bien son un reflejo de lo que la ciencia ha demostrado al respecto.

Acerca de la fiesta del colesterol, y se trata de una fiesta que no para desde los años 80 especialmente para las farmacéuticas, nos llegan nuevas noticias y no precisamente -por desgracia- halagüenas. 

Recientemente la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología publicaron unas nuevas guías sobre el control del colesterol. En la parte positiva, es que algunas recomendación se han relajado. Pero otras, por el contrario, se han endurecido. Por ejemplo, según estas guías se amplía a las personas de bajo riesgo como candidatas para consumir estatinas. Con todo y con esto, en total se aumenta más de un 50% el número de estadounidenses que deberían considerar consumir estatinas. Pues por ejemplo, ahora se recomienda también que las consuman todas las personas con diabetes con independencia de su nivel de riesgo. Estupendo...

Pero la parte realmente positiva de todo esto existe. Y viene de la parte de los científicos críticos. En concreto la profesora y cardióloga Rita Redberg y el Dr John Abramson que publican un artículo en el New York Times en el que son contundentes: "Podría sonar buenas noticias para los pacientes [las nuevas guías oficiales], y lo serían si las estatinas ofrecieran realmente protección significativa contra el asesino Nº1, la enfermedad cardiovascular, si ayudaran a la gente a vivir más o mejor y si tuvieran efectos adversos mínimos. Sin embargo, ninguno de éstos es el caso".

Ambos autores citan un estudio del British Medical Journal en el que hubo que tratar a 140 pacientes de bajo riesgo con estatinas para conseguir que hubiera sólo un caso de prevención de ataque cardíaco. Además, un 18% de los participantes padecieron efectos secundarios en forma de dolores musculares, disfunción sexual, riesgo de diabetes, pérdida de función neuronal...vamos, una maravilla. 

En último lugar, estos dos autores hablan de la falta de honestidad de los panelistas que han hecho esas guías oficiales al tener vínculos con las farmacéuticas. 

"El proceso por el cual estas guías han sido desarrolladas debe llevarnos a un mayor escepticismo. El grupo que escribió las recomendaciones no estaba suficientemente libre de conflictos de interés; muchos de estos tienen o han tenido recientes vínculos financieros con los fabricantes de estos medicamentos. Además, tanto la Asociación Americana del Corazón como el Colegio Americano de Cardiología, si bien no tienen ánimo de lucro, son apoyadas fuertemente por las farmacéuticas. 

El pueblo americano merece guías médicas desarrolladas por doctores y científicos en los que pueden confiar"

En fin, la historia de siempre. Estos días con el 50 aniversario del asesinato de JFK me acordaba de sus declaraciones en las que hablaba de que había un 'Gobierno secreto', algo así como un Gobierno en la sombra, paralelo, que controla al Gobierno 'oficial'. ¿Y no son acaso las farmacéuticas un Gobierno en la sombra que controla el mundo de las ciencias de la salud? Yo diría que sí. Por desgracia.