Dra Leila Denmark: 114 años de vida

Un estudio publicado en 2002 sugería que los parientes de personas centenarias tienen 3,5 veces más probabilidad de alcanzar los 100 años que las personas que no son parientes de éstas. Aún más sorprendente, los parientes de varones que ampliamente superan los 100 años tienen nada menos que 17 veces más probabilidad de alcanzar la centena de años que el resto de la población. 

Con el ánimo de estudiar por qué unas personas logran vivir tanto, en 2011 la fundación Life Extension comenzó a financiar un estudio de los investigadores James Clement y Parijata Mackey para analizar vidas y genéticas de personas centenarias concretas en diversos países. Por lo pronto, y aún sin haberse en absoluto acabado el estudio, parece complicado obtener unas características muy comunes entre las personas súper longevas más allá de que sí cumplen la mayoría que tienen una actitud abierta, sociable y optimista (lo cual no es poco). Parece que los estudios genéticos son los que darán más respuestas sobre estas excepcionales personas ya que, créamoslo o no, entre éstas es común encontrar fumadores y personas que apenas han hecho deporte en su vida. Es, pues, la suerte genética la que les ha tocado. Y aunque no podemos ciertamente modificar nuestros genes, sí podemos afortunadamente moldear su expresión. 

Pero vayamos en concreto al caso tomado al azar de la Dra Leila Denmark, que vivió hasta los 114 años, entre 1898 y 2012. En mazo de 2011, Parijata y James llegaron al estado sureño americano de Georgia, donde Mary vivía con su madre de 113 años Leila. Nacida en 1898, Leila llegó a ser maestra de escuela y luego pediatra que practicó durante la friolera de 70 años la medicina. Leila ayudó a descubrir la vacuna contra la ferina y escribió un libro para padres llamado 'Cada niño debería tener una oportunidad'. 

Fue la primera mujer en graduarse en 1928 en el Colegio Médico de Georgia y la tercera mujer en todo el centro universitario en hacerlo. Como codesarrolladora de la vacuna contra la ferina en los años 20 y 30, fue premiada con el Premio Fisher en 1935. Practicó como médico hasta 2001, ¡con 103 años! Con esa edad llegó a ser el médico de mayor edad en activo en la historia de Estados Unidos. Entre otros muchos premios, en 1953 fue reconocida como Mujer del Año en Atlanta (ciudad de Georgia). 

Fue uno de los primeros médicos en alertar contra los peligros de que un niño sea un fumador pasivo, y afirmaba que las claves para una buena salud son disfrutar lo que haces y una buena dieta. Evitaba consumir mucho azúcar. Sus padres, curiosamente, murieron relativamente jóvenes. Muchos de sus 11 hermanos y hermanas tuvieron problemas cardiovasculares, y sin embargo Leila tuvo una buena salud hasta el final de su vida. 

Viajó por distintas partes del mundo hasta que tuvo 106 años. Después fue a vivir a la ciudad de Athens en Georgia con su única hija. Allí disfrutó de unos años practicando la jardinería antes de experimentar el primero de una serie de micro-infartos. Lo cual fue la única causa posible de su muerte con 114 años de edad.