5 mitos sobre los suplementos nutricionales

Son muchas las ideas erróneas que repetidamente oímos o creemos sobre los suplementos nutricionales. He aquí 5 de los más comunes:

1.- "Cuantos más suplementos tomemos, mejor"

Esto desde luego no es así. En primer lugar, está la cuestión de las dosis, y debería resultar obvio que hay un límite, igual que uno sabe que el aceite de oliva es sano y no se bebe un litro diario. Así que hay que informarse sobre las dosis óptimas, lo cual significa suficientemente altas para ser efectivas pero no tan altas como para ser excesivas.

También hay otras consideraciones sobre este mito. Por ejemplo, los antioxidantes y reductores de la inflamación silenciosa tienen su relevancia para mejorar la salud y prevenir problemas futuros, pero si eliminamos absolutamente todo proceso oxidativo e inflamatorio entraremos en problemas también, pues la oxidación y la inflamación tienen unos umbrales que el cuerpo precisa para un rendimiento óptimo. Por ejemplo, si uno consumiera un litro diario de aceite de pescado concentrado tendríamos un sistema inmunitario comprometido. Mucho de algo bueno, todos lo sabemos, puede ser malo.

2.- "Una dieta variada no precisa de ningún suplemento"

Éste es quizás el mito más ampliamente extendido, el de que podemos encontrar dosis óptimas de todo en la dieta. La vitamina D es caso paradigmático de la falsedad de esta afirmación. A no ser que uno viva cerca del Ecuador y tome el Sol todo el año, es prácticamente imposible consumir con la dieta niveles óptimos de vitamina D. Otro caso por ejemplo podría ser el de los que, como yo, no pueden activar el ácido fólico por cuestiones genéticas. Entonces, a no ser que suplemente folato activado, ya puede consumir todo el ácido fólico en la dieta que de muy poco servirá. Ello por no hablar de nutrientes difíciles o casi imposibles de encontrar en la dieta, véase el caso de la melatonina.

3.- "Si no veo un resultado inmediato, es que no obtengo beneficios"

También ésta es una idea ciertamente común, el de confundir falta de resultados muy evidentes en un plazo breve con falta de resultados en el largo plazo. Pensamos que un suplemento debería ser como una aspirina que te quita el dolor de cabeza en unas pocas horas. Nada más equivocado. En este sentido los estudios con suplementos nutricionales hacen hincapié bien en el tiempo de consumo de los sujetos del mismo, que suelen ser meses o muchas semanas. Por ello, ser consistente en este sentido es importante.

4.- "Los suplementos agreden el hígado"

Lo gracioso de esta idea es que hay muchos suplementos que precisamente lo que hacen es mejorar la función hepática, esto es del hígado, o simplemente lo protegen. Lo que daña realmente el hígado es el exceso de azúcar y de aceites vegetales, aparte del alcohol o las dietas megahiperproteicas.

5.- "Cualquier suplemento sirve, así que elijo el más barato posible"

Lo más caro no tiene por qué necesariamente ser mejor, pero en el caso de suplementos precios ostensiblemente más asequibles suelen traducirse en una calidad proporcionalmente inferior.

Un buen suplemento precisa de una fuente de origen de calidad y que sea realmente activa, y por otro lado que contenga una dosis que sea efectiva y no placebo. Por ejemplo, hay suplementos que contienen resveratrol en su forma no activa 'trans-resveratrol' y, para colmo además, tiene una dosis demasiado baja según los estudios publicados. Esto es, doblemente una mala elección. Si uno va a EEUU, comprobará que la cultura de los suplementos está mucho más avanzada que en Europa y, sin embargo, jamás se me ocurriría comprar un suplemento de los cientos que hay en un 24 horas norteamericano: su calidad es más que mediocre. Aquí en España son los casos de los multivitamínicos al uso de farmacia que suelen tener dosis tan ridículas que a veces tu zumo enriquecido con vitaminas tiene más de éstas.