La magia de los números del colesterol o la teoría de Dzugan

Métodos comprobados para prevenir un ataque cardíaco que tu médico podría no conocer: Vitamina K2 para evitar la calcificación arterial; granada para aumentar la producción de óxido nítrico que relaja las arterias y mejora la fluidez sanguínea; vitamina C para reducir el marcador inflamatorio Proteína C Reactiva

Si supuestamente el colesterol alto es una causa de enfermedad cardiovascular, lo único que habría que hacer es reducirlo, ¿cierto? No tengo de nuevo que decir que esto no es tan cierto. Particularmente interesante es la personal teoría del Dr. Dzugan contra esa visión convencional. Sergey Dzugan cree que el colesterol alto, especialmente con la edad, es signo de que algo no va bien. Pero a diferencia de lo que la mayoría de médicos dirían, el problema no es en sí el colesterol alto ni la solución reducirlo usando por ejemplo estatinas con múltiples efectos secundarios. 

Para Dzugan el colesterol más que una causa en sí es un síntoma de que otras cosas no van bien. En concreto, afirma que el colesterol elevado con la edad en muchos casos es una señal que emite el cuerpo frente a desajustes hormonales que desembocan en que el cuerpo aumente el colesterol como precursor hormonal que es. Según esta visión, tratar el colesterol alto sería tratar síntomas, no causas. Su hipótesis nació en los años 90 de la observación del aumento de colesterol en períodos como el embarazo, el crecimiento en niños o períodos de curación de heridas importantes. Así como que el colesterol suele estar en valores muy bajos cuando hay enfermedades mentales o abuso de drogas, y que al menos la mitad de personas con problemas cardiovasculares también lo tienen bajo. 

Nuestro cuerpo produce decenas de hormonas esteroides, y todas ellas precisan de colesterol para formarse. Según Dzugan, el descenso de hormonas esteroides hace que el cuerpo intente corregirlo elevando el colesterol, lo cual sería una respuesta no anómala sino perfectamente normal. De este modo comienza su denominada terapia hormonorestauradora en los años 90, que supone individualizar una terapia de restauración hormonal para que una persona pueda alcanzar niveles propios de alguien con 25 años aproximadamente, imitando además en la administración la producción horaria de tales hormonas. Como puede verse, todo esto es un delicado proceso. 

Hablamos en concreto de restaurar los niveles de DHEA, estrógeno, testosterona, progesterona o vitamina D. Pero, ¿funciona? En un estudio de Dzugan de 2002, todos los pacientes sometidos a esta terapia homonorestauradora pasaron de niveles de colesterol total de 264 de media a 188 mg/dl. En 2010, Dzugan realizó otro estudio similar con personas con 54 años de media usando además melatonina u hormonas tiroides. El colesterol total se redujo de 253 a 191 mg/dl de media. 

De la teoría de Dzugan, por ejemplo recogida en el volumen 8 de la obra Anti-Aging Therapies, también se hace eco próximamente la fundación Life Extension. Entonces, como dice Dzugan, "apuntar al colesterol es un buen negocio para médicos y farmacéuticas, pero eso no tiene que ver con la salud". 

Obviamente, con esta terapia cuya reducción de colesterol es básicamente una consecuencia colateral, se combatirían problemas como migrañas, cardiovasculares o artritis. Igualmente es aplicable a la degeneración macular. Es al fin y al cabo, el resultado esperable que no es nada mágico de una correcta restauración hormonal. 

Esta teoría es más que interesante y relevante porque me suena congruente, porque hace tomar conciencia de la limitación terapéutica (y aun peligros) de tratar el colesterol como causa, porque apunta a la nueva medicina hormonal a cuyo carro no se han subido más del 90% de médicos por desgracia, y porque muestra que las variaciones de colesterol están sujetas a una tupida red de actores frente a los cuales cosas como el consumo o no de grasas saturadas por ejemplo (bostecen por favor) palidecen en influencia.