Resistencia humana, ejercicio físico

Aunque parezca que el título alude una sola cuestión, en realidad alude a dos bastante distintas. Empecemos con la primera, la resistencia humana.

- Este mes de junio, Nueva York acogió el World Science Festival, donde una de las ponencias versó sobre "The New Science of Human Resilience", esto es, sobre la resistencia humana. Expertos en psiquiatría y psicología clínica y social debatieron sobre aspectos y bases culturales, sociales, ambientales y psicológicas para lidiar con traumas, guerras, desastres naturales...etc Ni una sola palabra se habló de nutrición, lo cual fue una notable omisión. Por ejemplo, la erosión de nuestro sistema antioxidante (pues tenemos enzimas que actúan como antioxidantes) y la exposición constante a amenazas nutricionales inflamatorias pueden conducir a (o agravar al menos) problemas no sólo como diabetes o cáncer sino a esos problemas que algunos creen tan estrictamente psicológicos que poco o nada tienen que ver supuestamente con la alimentación, como el autismo.

Pensemos también en las innumerables bacterias que pueblan nuestros intestinos que tan importantes son para la correcta absorción de nutrientes y actúan como agentes inmunitarios (lo que mi médico llama con propiedad flora saprófita -hay que ver lo que me gusta esa palabra-); bacterias que hacen a nuestro sistema disgestivo resistente. ¿Y por qué la carencia de vitaminas del grupo B no es raro que se presente en cuadros de demencia o depresión? Porque al no tener suficientes vitaminas del grupo B (diría sobre todo B9 y B12), no se produce correctamente el proceso de metilación (comentado esto aquí, en punto 3). Y es que aportar correctamente y en dosis óptimas todos los nutrientes necesarios (típicamente a través de alimentos y suplementos) redunda no sólo en la resistencia puramente física sino también emocional. Por traer al caso un estudio muy reciente, ¿por qué las estatinas para reducir el colesterol llevan a tantas personas a un estado de fatiga y falta de bienestar? Porque éstas roban un nutriente, coenzima Q10. 

- Las limitaciones del ejercicio físico a la hora de perder peso las he planteado en diversas ocasiones -recordemos, una vez más, que el mantra de 'comer menos y hacer más ejercicio' no es ninguna solución contra la obesidad-. El Dr Briffa citaba estos días en su blog un pasaje literal de un libro titulado 'The Art and Science of Low Carbohydrate Performance' del experto en restricción de carbohidratos Volek y que bien vale la pena reproducirlo traducido:

Existen 4 estudios bien controlados entre 1982 y 1997 que demuestran una reducción significativa en el gasto metabólico cuando sujetos con sobrepeso gastaban de 300 a 600 calorías diarias con ejercicio cuatro veces por semana. No existen estudios humanos igual de rigurosos que demuestren lo contrario. Existen estudios con ratas que muestran lo contrario, y hay estudios humanos bajo condiciones menos controladas que también. Sin embargo también hay estudios menos rigurosos que están de acuerdo con los estudios inicialmente mencionados. Teniendo en cuenta la calidad de los estudios, podemos afirmar que: 

1.- Los humanos varían entre sí sobre cómo su metabolismo responde al ejercicio de resistencia y gran parte de estas variaciones son genéticas. Dadas estas variaciones individuales, los estudios con pocos sujetos podrían dar resultados sesgados debido a la casualidad o aletoriedad [de haber elegido muchas personas con una determinada carga genética respecto a esto]

2.- Aunque las personas delgadas genéticamente podrían responder como grupo de manera distinta, cuando los humanos con sobrepeso  hacen más de una hora de ejercicio diario, su gasto metabólico se reduce del 5 al 15%. 

La pregunta fascinante es, si nuestra interpretación de la literatura publicada es correcta, por qué la mayoría de médicos, nutricionistas y expertos en deporte piensan lo contrario. Parte de la respuesta es que hay mucha aparente lógica en pensar que el ejercicio acelera el metabolismo. En primer lugar, el ejercicio genera músculo, y el músculo quema energía incluso en reposo. Segundo, hay muchos atletas muy fibrados y delgados y la mayoría cree que están así porque entrenan duro (en lugar de considerar que quizás pueden entrenar duro porque están así). En tercer lugar, es una observación común que las personas con sobrepeso no suelen hacer mucho ejercicio, así que es fácil culparlas de su sobrepeso por la falta de ejercicio. Y finalmente, todos amamos eso de 'dos por el precio de uno'. Esto es, es muy tentador pensar que puedes quemar 600 calorías durante una hora de entrenamiento y, como resultado, acabar quemando otras 600 calorías en las horas siguientes por efecto de aquel ejercicio.

Como el autor, sí creo en los beneficios del ejercicio, pero no como cura contra la epidemia de obesidad, que no se debe a una falta de gimnasios, sino a una avalancha de productos erróneos en nuestras mesas. Así como Lutero colgó sus tesis en la iglesia del Castillo de Witterburg, bien valdría mi osadía ponerlo esto a la puerta de mi gimnasio. Todo sea por mantener mi suscripción.