El nuevo libro del Dr Sears y desmontando estupideces periodísticas (sensacionalismo nutricional de 'El Confidencial')

Los que me seguís en Facebook sabéis que ayer tuve la oportunidad de conocer al Dr Barry Sears. Fue en la presentación en Madrid de su último libro, "Tu peso ideal para siempre". En realidad, más que un libro del Dr Barry Sears, es sobre todo un libro de recetas firmadas por el chef Joaquín Felipe. Así que todos los interesados en el asunto recetil y la dieta antiinflamatoria, aquí tenéis una solución en forma de libro.

Sobre la conversación que mantuve con el Dr Barry Sears, no puedo decir que descubrí América. Su discurso lo conozco hace tiempo, y poco o nada ha variado. Al fin y al cabo, si algo funciona para qué cambiarlo. Sí le confesé mi interés por dietas que, siendo restringidas en carbohidratos, son más altas en grasas que el 40 30 30 predicado por la Zona. A lo que sabiamente me respondió Sears que el 40 30 30 no es mucho más que una referencia a partir de la cual buscar tu equilibrio individual, siendo para él más importante el equilibrio proteína-carbohidratos -lo que llama el eje insulina-glucagón-, mientras la proporción de grasas es más experimentable digamos. También me reconoció lo aceptable del aceite de coco por su bajo contenido en Omega 6, pero sigue con su prédica de que las grasas saturadas promueven la inflamación -es la parte que menos sólida me parece y, como sabéis, menos claramente comparto-.

Por todo lo demás, he de destacar la gran sencillez y cercanía de Barry Sears, quien se mostró dispuesto e interesado en mandarme información actual para mi blog sobre conexiones entre paleodieta y dieta de la Zona. Por supuesto, dejó entrever que la mejor Zona es la que se hace con alimentos paleolíticos. Como ya me comentó en la entrevista que me concedió hace pocos meses.

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Hoy justamente un lector me pasa a través del muro de Facebook de JyB un artículo publicado en El Confidencial titulado "Diez mitos sobre la alimentación, a examen". Cuando afirmo que si en algo voy yo contracorriente en nutrición no es por mi gusto en ser un transgesor o porque lo crea un método efectivo para llamar la atención. Simplemente me adhiero a lo que honestamente creo teniendo en cuenta la información científica que me parece relevante.

Al autor de ese artículo, un tal Miguel Ayuso, parece sin embargo que opta por ser trasgresor a toda costa. Aún a a la de despreciar olímpicamente ingentes partes de la ciencia, hacer de su capa un sayo y lanzarse a la piscina de un terreno periodístico que, por lo que deduzco de este chico, no es el suyo: la nutrición. Mi personal consejo es que no lo haga más, pues su piscina está bastante vacía y corre el riesgo de matarse en el intento.

¿Recuerdas cuando menciono la confusión constante a que se somete al ciudadano sobre lo que es correcto o no en nutrición? Yo diría que este chico tiene, en su cabeza, una también notable. Desgranemos algunas de las 10 tonterías que nos viene a contar, entre comillas lo que este periodista afirma, y debajo mi refutación:

1.- "Los carbohidratos no engordan, son las calorías"

Las comparaciones clínicas que se han hecho de las dietas restringidas en carbohidratos pero no en calorías, con las dietas bajas en calorías son bastante consistentes en la superioridad de las primeras frente a las segundas: son los casos documentados de Per Hanssen en 1936 de una restringida en carbohidratos de 1.850 calorías frente a una restringida en calorías de sólo 950; Bertil Sjöval en 1957 con una de 2.200 calorías frente a una de 1.200; Trevor Silverstone en el Hospital de San Bartolomé de Londres en 1963 con una que permitía comer sin límites dentro de la restricción de carbohidratos frente a una de 1.000 calorías. En 1979, L. Peña reportó la misma experiencia con 104 niños obesos: una dieta alta en grasas y proteína pero baja en carbohidratos y sin límite de comida hizo perder el doble de peso que una dieta de sólo 1.100 calorías donde la mitad provenían de carbohidratos.

2.- " El pan integral no es mejor"

En realidad, el chico se refiere al pan oscurecido al que se le suele añadir luego salvado para conseguirlo. Pretende ser equívoco con el titular para captar la atención, pero no estaría en desacuerdo.

3.- "La sal sube la tensión"

En 1967, Jeremiah Stamler describía la evidencia que apoyaba la teoría de y contra la sal en la hipertensión como "no concluyente y contradictoria". Los posteriores estudios del National Institute of Health de Estados Unidos tampoco pudieron confirmarla. Todo lo que se ha podido probar parece que es una reducción de unos 4 mm/Hg en la hipertensión eliminando la sal, lo que es un valor ridículo (una hipertensión severa alcanza niveles de 40 mm/Hg).

4.- "Los productos congelados pueden ser mejores que los frescos"

Aquí sí estoy de acuerdo en tanto a veces los tiempos de transporte sobre todo y almacenamientos empeoran la calidad nutricional de algunos frescos. Pero es importante remarcar que no digo que siempre sea mejor uno u otro tipo de alimentos.

5.- "No está tan claro que sea tan mejor el aceite de oliva que el de girasol"

Porque amigos míos, el de girasol tiene mucho Omega 6. Un ácido graso tan esencial como proinflamatorio en las cantidades que contiene el girasol. Lo importante es, pues, que nos inflamemos para seguir las recomendación de El Confidencial. Espero que este chico, por su bien, no siga sus propios consejos. 

6.- "Los productos lácteos son sanos"

Aquí el autor, que imagino no sabe distinguir diversos factores en juego en este tema, no discierne leche de otros lácteos, el factor del calcio del de la lactosa, la relevancia de saber si hablamos de desnatados o enteros... Digamos en aras a la clarificación que el mayor problema lo encuentra la población en la leche de vaca, en muchos casos aun siendo sin lactosa, que la baja tolerancia a quesos y yogures desciende apreciablemente en la población (aunque si toleras más la leche de vaca pongamos deberías evitar otros productos hechos con ésta) y que, tecnicinismos aparte y para entendernos (pues para qué molestarnos, si cualquiera puede publicar de nutrición lo que desee), los desnatados son poco más que guarrerías industriales, no producto de ninguna naturaleza. 

7.- "La carne roja provoca cáncer y es poco saludable"

Interminable e inagotable campaña contra la carne roja. Será por eso que Argentina tiene uno de los más bajos índices de algunos cánceres como el colorrectal del mundo desarrollado, un cáncer que suelen asociar con consumo de carne roja. Y es que sabemos, claro, que en Argentina no comen carne roja. No me molesto más en este tema que he abordado tantas veces de la carne roja. 

8.- "La soja no es tan saludable en la menopausia"

Algún punto tenía que salir en que fuera mayor mi acuerdo que desacuerdo. No soy nada fan de la soja, no al menos en sus versiones no fermentadas. 

9.- "No es malo comer huevos todos los días"

Importante aseveración que pierde valor cuando se entremezcla entre tanta absurdez periodística. No menciona el autor la importancia de los huevos frescos frente a los de gallinas enjauladas. Será que lo suyo, al fin y al cabo, no es la nutrición. 

10.- "Debemos consumir entre un 10 y 15% de proteína"

Los cual nos lleva, ineludiblemente, ¿a qué? ¡A una dieta muy alta en carbohidratos! Que es al final donde nos quería llevar el autor. El tipo de dieta que lleva practicando Occidente durante más de medio siglo y que tan buenos resultados ha dado, sobre todo en las cadenas de alimentación rápida.

Quiero pensar que no pierdo el tiempo, y no le he hecho en estos últimos años, cuando veo estupideces como éstas publicadas en medios que presumo medianamente serios. El periodismo basura es algo que tendremos que aguantar por los siglos de los siglos. Lo que me duele, es que ese periodismo acaba jugando con tu salud. Y, por supuesto, también con la mental. Pues si aún algunos de mis lectores tienen a veces algunas dudas solventables, qué no tendrá el ciudadano medio en la cabeza acerca de los alimentos. Luego no podemos pedir sensatez a la industria alimentaria. Los incluso hasta productos casi de deshecho que nos vomita en sus estanterías ofrecidos cual último progreso alimentario son consecuencia, sencillamente, de la indigencia intelectual que atesoramos en temas nutricionales. Pudiendo erigirse artículos como éste en dignos contribuidores de la misma. ¿Quieres café? Pues toma hasta 10 tazas. Eso sí, son sacarina, no vayamos a soliviantar al último iluminado.