Un nuevo proyecto de entusiasmo y calidad

Si dos son las palabras que mejor creo podrían definir el proyecto que hoy comienza, son las que he elegido para el titular. Entusiasmo y calidad. Un proyecto que en lo que a mí atañe como colaborador del mismo nace de la confianza y aprecio de Lucía Etxberría (novelista, contertulia y para quien, como dije en Facebook, sobran las presentaciones) hacia mi trabajo, lo cual sin duda es una llamada a no cejar en la aplicación diaria que intento poner en todo lo que hago.

Sin más circunloquios e introducciones, el proyecto es un nuevo magazine o revista digital ideado y dirigido por Lucía Etxebarría bautizado como ALLEGRA-MAG. Como la propia Lucía define en la presentación de su grupo de amigos que sacamos adelante esto, una idea que brota del deseo de libertad de expresión y buen hacer literario y periodístico:

"Somos un grupo de amigos que hemos lanzado AllegraMag con la intención de crear un magazine cultural activo, lúdico e independiente. Muchos hemos colaborado ya en medios culturales y con la crisis nos hemos encontrado con que ya no teníamos donde escribir o que, si por azar o destino nuestra pluma hallaba un espacio, debíamos someterla a imperativos muy concretos: Escribir sobre este artista pero sobre éste no, reducir todo a un número muy pequeño de caracteres, aceptar emolumentos irrisorios, sufrir censura…

Desde esta plataforma escribiremos con total libertad, sentido del humor, ironía y buen hacer literario. Porque el mundo es de los valientes, de los que tienen miedo de saltar al otro lado, como todos, pero, aún así, se desmarcan del resto del rebaño. Y saltan."

Mi primer artículo, dentro del especial de apertura apadrinado por San Valentín, trata de cómo nuestros neurotransmisores afectan a nuestra función sexual, y cómo éstos podemos modularlos con la alimentación. En el mismo cuento además a modo de ilustración con fotografías de la modelo Arantxa Aranda inmortalizada por Guillermo Barcala. 

Cuando oímos hablar de hormonas solemos pensar en sexualidad, y no andamos del todo equivocados. La palabra hormona proviene del griego “excitar, poner en movimiento”. No obstante, y en honor a la verdad, las hormonas van mucho más allá de eso; por ejemplo, la hormona insulina es clave para el metabolismo. Y del mismo modo que conforme envejecemos nuestro metabolismo se hace más ineficiente y de ahí la mayor tendencia a engordar, cuanto mayores somos vamos perdiendo nuestras capacidades sexuales. Un adecuado programa antienvejecimiento no es que se focalice en mejorar nuestra función sexual, sino que como consecuencia de los ajustes hormonales que genera, dicha mejora simplemente se producirá. 

Cuando Hernest Starling creó el nombre de “hormona” probablemente no estaba pensando en sexo, pues “poner en movimiento” es lo que hacen las hormonas: son las maestras de nuestro sistema de comunicación interno. Si éstas son nuestros semáforos, los neurotransmisores –que operan a nivel neuronal- son semáforos especializados. Pensemos que las hormonas regulan el tráfico masivo (el de coches), mientras los neurotransmisores, centrados en el cerebro, regulan un tráfico de alta precisión como el aéreo. 

Dejemos por un momento el relativamente conocido tráfico masivo en relación con el sexo (la progesterona, testosterona o estrógeno) y centrémonos en el mucho más desconocido tráfico especializado. Qué colores nos gustan, qué carácter tenemos o cuál es nuestra comida favorita son preguntas cuyas respuestas están en nuestro cerebro. Pero no sólo eso, pues la ciencia ahora cree que cuánto comemos o en qué medida engordamos es algo regido también por nuestra llamada masa gris.

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Como no podría ser de otra forma, hablaré de nutrición y cosmética. En ALLEGRA-MAG combinaré artículos nuevos con otros rescatados de los -es imposible que lleve la cuenta- que he escrito en los últimos años. Aquí en JyB merecerán una mención y atención especial sobre todo aquéllos que sean nuevos.