El Departamento de Salud de Nueva York contra las bebidas azucaradas

Fruto de mis investigaciones en el mundo cardiovascular, hace dos o tres meses imprimí un importante cambio en mi dieta. Ahora consumo sustancialmente más grasa total (sin aceites vegetales ricos en omega 6 ni grasas hidrogenadas por supuesto) y he incluido grasa saturada en una cantidad no despreciable en forma de mantequilla, pollo entero en lugar de siempre magro, entrecot de ternera (las carnes mayoritariamente de ganadería ecológica), huevos enteros (ricos en omega 3) o aceite de coco. Tras estos dos o tres meses hay cosas que no puedo negar: tengo menos hambre, acabo comiendo menos cantidad de comida y puedo permitirme una limitación en la ingesta de carbohidratos un poco mayor que antes. Y dado que no he perdido ni ganado peso, el hecho de que me note una definición corporal que antes no notaba es posible indicativo de haber reducido algo más mi grasa corporal. Y todo esto consumiendo más grasa y sustancialmente más grasa saturada. En realidad no puedo decir que esté muy sorprendido, pues ha sucedido más o menos lo que predice la ciencia correctamente interpretada.

Es importante que un departamento público de salud como el de Nueva York haya lanzado esta campaña y anuncio para alertar contra una realidad poco discutible como son los nefastos efectos para el metabolismo del consumo de manera inconsciente de más y más carbohidratos, especialmente aquéllos que distorsionan más el equilibrio y funcionalidad de la insulina. Además aprecio el hecho de que es una campaña de recomendación, no de prohibición. Pues los dueños de nuestra salud y libres de decidir qué consumir somos nosotros, no las agencias públicas. Lo que nos mantiene gordos y alimenta la grasa corporal es la insulina elevada. Cierto es que el anuncio reseñado se refiere al azúcar. Pero realmente la insulina no sabe distinguir entre el azúcar, el pan blanco, los corn flakes o la pasta. Y son en especial este tipo de carbohidratos los que acaban minando nuestro metabolismo. Además aceleran el envejecimiento y promueven el cáncer (como veremos en otra ocasión el vínculo entre cáncer y carbohidratos está bien definido) entre otros 'grandes beneficios'. La grasa no tiene efecto sobre la insulina. Debes grabarte este hecho a conciencia. Como puede verse y escucharse en el minuto 1:23 del vídeo, la Asociación Americana de Refrescos dice que la clave para mantener una dieta saludable es equilibrar las calorías quemadas con las consumidas independientemente de su origen. Es curioso al menos que una asociación de refrescos pretenda darnos clases de nutrición. Por supuesto esto es falso porque no todas las calorías consumidas tienen el mismo efecto hormonal. Y los carbohidratos glucémicos son, sin lugar a dudas, de las peores calorías que se pueden encontrar.