Frases y citas

Más grave, tal vez, es el hecho de que en las escuelas y facultades de Medicina apenas se enseña nutrición. En la mayor parte de los centros educativos aparecen conceptos relativos a la alimentación salpicados aquí y allá, en otras asignaturas. Mis conocimientos sobre nutrición, antes de mi experiencia en el Tíbet, eran considerablemente más limitados que los de una lectora cualquiera del Cosmopolitan. Exagerando sólo un poquito, éstas eran las ideas básicas que me habían enseñado a mí:

- Los alimentos se componen de hidratos de carbono, lípidos, proteínas, vitaminas y minerales.

- La gente que padece obesidad debe consumir menos calorías.

- Los diabéticos tienen que tomar menos azúcar, los hipertensos menos sal y los que tienen enfermedad cardiaca, reducir el colesterol.

Mi desconocimiento sobre nutrición me había llevado a asumir, durante años, una actitud de desdén hacia la función terapéutica de la alimentación. También yo prefería aquellos tratamientos procedentes de la noble rama de la medicina farmacéutica. Recuerdo muy bien una cena con cardiólogos en los años noventa, a la que me habían invitado para darles una charla sobre la relación entre depresión y enfermedad cardiaca. Con el fin de que estos ocupados médicos asistieran al ágape, la firma farmacéutica que organizaba el evento nos invitó a uno de los mejores restaurantes de Pittsburgh, dedicado por entero a la mejor carne de ternera americana. Cuando llegó el momento de pedir, una de las cardiólogas rehusó la sugerencia del maître de tomar un soberbio solomillo de Chateaubriand de 700g. Y muy diplomáticamente le informó de que se estaba cuidando el colesterol, y le preguntó si le podían hacer pescado. Al instante los demás ocupantes de la mesa empezaron a tomarle el pelo con frases como: "¡Tómate el Lipitor y no nos des la brasa con lo de tu dieta!"

En aquel entonces aquella reacción no me chocó especialmente. Ilustraba a la perfección la mentalidad reinante en la que viven y respiran los médicos: si hay un problema, hay un medicamento. Aun en el caso de los cardiólogos que reconocen abiertamente que se puede reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca modificando los hábitos alimentarios, nuestra cultura médica nos anima a no hacer caso de ese enfoque y a optar por soluciones farmacéuticas.

Dr David Servan-Schreiber, en "Anti Cáncer" (2008)

Lección: A la hora de debatir sobre reformas sanitarias, es esencial cuestionar si el tipo de educación en las facultades de Medicina orientada a las soluciones farmacológicas debe modificarse. En el fondo, no debería extrañarnos palabras como las del Dr David Servan-Schreiber en su aclamado libro, pues ¿quiénes son los principales proveedores de información y formación continua a los médicos en activo? Las farmacéuticas. La lección que debemos extraer es que es más que importante la opinión de un médico en los problemas de salud, al fin y al cabo él es el experto. Y precisamente por esto es igualmente importante o más la mentalidad abierta del médico en la búsqueda de terapias efectivas con los menores efectos secundarios para sus pacientes. Muchos se sorprenderían de poder descubrir todos los casos en que los medicamentos son prescindibles.