1 año de Juventud y Belleza

Hoy exactamente hace un año decidí que se llamaría Juventud y Belleza. Ése sería el nombre del blog que inicié un 17 de julio de 2008. Mi primer artículo lo titulé "La fuente de la juventud: cuidar de uno mismo", y decía en él:

El célebre, al menos en Estados Unidos, Dr Andrew Weil iniciaba su obra "La fuentes de la eterna juventud" precisamente precaviéndonos de que tal cosa no existe. Hoy por hoy la ciencia médica no conoce ningún Santo Grial que nos proporcione algo así como una juventud eterna. No obstante, la ciencia avanza cada día para poder hacer menos verdadera tal aseveración.

Recientemente el doctor Dan Washburn, tal como publica el "Tribune Business News", asegura haber encontrado tal fuente de juventud que por simple y obvia corre el riesgo de defraudarnos: cuidar de nosotros mismos. En cualquier caso, aunque dormir adecuadamente, mantenernos mentalmente alerta y controlar nuestro peso no frenará el envejecimiento, sí lo hará mucho más llevadero y satisfactorio.

¿Cuánto podemos estirar la juventud?, ¿quizás deberíamos hablar de un modo más realista simplemente de salud?, ¿y en todo esto qué papel desempeña la belleza? Éstas y otras muchas preguntas, así como las respuestas que la ciencia y la propia industria dermatológica, cosmetológica, endocrina y nutricional o gerontológica nos aporten serán parte del recorrido de este blog en la búsqueda de una vida y un cuerpo más bellos, sanos y longevos.

Parece mentira, después de más de 300 artículos en estos meses, éste es el que posiblemente más me cuesta escribir. No puedo decir que aquel 17 de julio podía hacerme alguna idea de lo que hoy es Juventud y Belleza porque sería incierto. Si en aquel momento me hubieran preguntado cuál era el propósito de este blog es probable que hubiera dicho recopilar de forma escrita mis inquietudes por la dermatología cosmética, la nutrición y la medicina, plasmar mis conclusiones de las lecturas de libros y revistas científicas. Aunque por supuesto pensé en poder interesar a los demás, nunca me plantée poder contar a los 12 meses con medio millón de visitas, haber salido en un reportaje televisivo en múltiples países así como recabado interés por mi trabajo desde medios de comunicación, personas dedicadas al mundo de la salud o involucradas en la industria cosmética. Aunque puede parecer una frase hecha, es imposible agradecer el mayor interés para mí, el de miles de personas que simplemente comparten determinadas creencias. Los que creen que la cosmética puede y debe ser racional, los que reconocen que su pasaporte para una vida sana está en los alimentos y los nutrientes esenciales antes que en los medicamentos y creen que los estudios científicos tienen una aplicación real en la vida cotidiana. Y que con todo ello pueden marcar la diferencia. Soy consciente de que todos los que leen a diario Juventud y Belleza saben más de cosmética que la inmensa mayoría de dependientes de cosmética y que pueden enfrentarse a una consulta médica con más criterios; y sobre todo, necesitarán acudir menos al médico. Esto es una gran diferencia. Cada vez podemos intuir que está francamente en lo cierto el Dr Michael Murray, una de las autoridades mundiales en medicina integral, cuando afirma que son muchas las cosas que la industria farmacéutica oculta al público y tu médico desconoce ("What the Drug Companies Won't Tell You and Your Doctor Doesn't Know", 2009). El espíritu de mi trabajo nace del deseo de evitar tales ocultamientos y remediar esos desconocimientos en la medida de lo posible.

No podría negar que hace unas horas, en los momentos habituales en que decido el enfoque final del próximo artículo, he llegado a sentir una sincera emoción, por la gente que he conocido y la confianza que han depositado en mí -lo cual es sin duda un aliciente para mantener lo más sólido posible el rigor de cuanto escribo-, por la comunidad de personas que se ha creado y que continúa en crecimiento. Crítico, revolucionario, científico, revelador, práctico, didáctico...son muchos los adjetivos que he leído en múltiples ocasiones de Juventud y Belleza; en cualquier caso eres tú el que debe valorarlo en última instancia. Cuántas veces he apelado al criterio personal e individual, a salvaguardarte de las promesas infundadas, el marketing disfrazado de seriedad, así como de las asunciones rápidas a gran riesgo de ser erróneas. El juicio personal es de las cosas más importantes que tenemos, incluso cuando lees el más contrastado de los estudios o, también, sobre lo que leas aquí. Si la ciencia no está para algo es para asumirse desde la fe. Recientemente, una persona me decía que mi trabajo era realmente una misión. Si lo es, está desde luego ligada al permanente deseo de conocimiento, de perder el miedo a ir contracorriente si es preciso y poder añadir a nuestra vida diaria pequeños descubrimientos. Como bien decía en mi primer artículo, la ciencia avanza cada día para hacer menos verdaderas las aseveraciones que nos separan de un nivel de salud y bienestar aún superiores. Hoy todos sabemos más que hace un año. Seguro que dentro de un año sabremos mucho más de lo que sabemos hoy. Al final de nuestras vidas nos preguntaremos cuán felices hemos sido y si hemos aprovechado bien este tiempo que el destino o el azar, Dios o lo que quiera que sea nos ha deparado. La verdadera salud en el sentido más omnicomprensivo y pleno posible significa ser feliz, tanto tú como las personas que te importan. En mi caso, todo lo que creo que tengo de positivo como persona se lo debo a mis padres, que siempre han creído en mí y son lo mejor que tengo. Alcanzar la felicidad es la mayor motivación que puedo encontrar para la vida. Si puedo contribuir a ello al menos un segundo en tu vida, yo también lo seré. Así que sólo puedo decir: GRACIAS