Aceite de oliva virgen, la grasa antioxidante

Uno de los grandes tesoros de las culturas mediterráneas es el aceite de oliva virgen, de enorme valor para nuestra salud cardiovascular y para nuestra piel. Por un lado tiene un claramente predominante contenido de grasas monoinsaturadas (sobre el 75%), pero lo que muchos no saben aún es lo que tiene por el otro lado: polifenoles, que por norma son antioxidantes. En un artículo publicado el 2 de abril en el Journal Molecular Nutrition & Food Research, un equipo de investigadores portugueses anunció la identificación de un polifenol de las olivas como la más importente fuente de los beneficios cardiovasculares que otorga el consumo de su aceite. En la Universidad de Oporto se compararon los efectos de 4 compuestos polifenólicos del aceite de oliva, de ellos el que resultó más protector frente a la oxidación en las células de los glóbulos rojos fue el llamado 3,4-DHPEA-EDA (derivado de otro polifenol, la oleuropeína), mientras en segundo lugar quedó el polifenol hidroxitirosol, ambos muy activos en concentraciones muy bajas. Sin duda, esta investigación ha sido un paso muy importante en respaldar el consumo del aceite de oliva virgen extra. Además me alegra confirmar de nuevo las propiedades del aceite de pescado que consumo, y que es el mismo que ofrezco en mi catálogo, que tiene añadido hidroxitirosol y oleuropeína de la oliva. Por esto, una adecuada dieta antiinflamatoria tiene que ser adecuada en grasa (un estudio de Archives of Internal Medicine de abril ha reconfirmado por enésima vez que la dieta mediterránea es cardioprotectora). A la hora de adquirirlo, decántate por el virgen extra más amargo posible (ciertas cosechas de variedad Picual tienden a ser de las más amargas, en cualquier caso te invito a experimentar). ¿Por qué? La razón es simple, cuanto más amargo sea el oliva virgen es que tiene más polifenoles. Y es que el potencial de los polifenoles es difícil de calibrar. Por ejemplo, fijémonos en un estudio presentado en la Convención de Biología Experimental en abril 2009 según el cual el extracto de uvas tiene un importante poder reductor de la alta presión sanguínea. Pero lo realmente llamativo fue que el grupo de ratas que recibió dicho extracto rico en polifenoles junto con una dieta alta en sal tuvo una función cardiovascular más protegida que el grupo que consumió misma dieta alta en sal junto ¡con un medicamento de prescripción contra la elevada presión sanguínea (hydrazine)!

Por otro lado, en estas fechas (exactamente el 1 de mayo) se publica en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine una investigación de la Harvard Medical School que establece por primera vez una relación entre los bajos niveles de vitamina D y la severidad del asma en niños. Sobre todo resuta interesante en tanto, por razones desconocidas, el asma se está incrementado en los países desarrollados. En concreto este estudio midió los niveles de vitamina D de 616 niños entre 6 y 14 años del valle central de Costa Rica, una región con alta incidencia de asma. Un 28% por ellos tenía niveles claramente insuficientes de vitamina D, los cuales se vincularon a su vez estadísticamente con marcadores de alergia más pronunciados. El autor del editorial del estudio, el Dr Graham Devereux, hizo notar lo significativo de hallar niveles bajos de vitamina D en una zona tan expuesta al sol. Puede que sea el primer estudio de otros próximos para corroborar la utilidad de la suplementación de vitamina D contra el asma.