Teaflavinas: El descubrimiento científico de las propiedades del té negro

Durante los pasados diez años y pico los polifenoles -responsables del color de frutas y vegetales- del té han tenido una fuerte repercusión en el mundo de la salud, pero una nueva familia de estos compuestos del té negro denominados teaflavinas están capturando la atención de los investigadores de la salud y la longevidad. En los últimos diez años hemos asistido a una gigantesca difusión de las propiedades del té verde, básicamente debidas a su flavonoide epigalocatequina galate o EGCG. En los próximos años promete captar la atención de los medios el té negro debido a sus moléculas, hermanas de las anteriores, en este caso las teaflavinas. Éstas poseen una habilidad única para influir favorablemente en la salud humana regulando genes que producen citoquinas inflamatorias y otros factores tóxicos implicados en la edad y la enfermedad degenerativa. Modulando la inflamación en sus estados iniciales, las teaflavinas representan una nueva estrategia en la lucha contra las patologías inflamatorias como el cáncer, la enfermedad cardiovascular, la senilidad o la artitris.

Los efectos a largo plazo de las citoquinas incluyen la oxidación de tejidos y la perpetuación de la inflamación, incrementando el riesgo de una miríada de problemas crónicos. Estas moléculas inflamatorias son productos proteínicos de genes específicos y su producción es regulada por los denominados factores de transcripción genética. Diversos nutrientes son capaces de prevenir o mitigar enfermedades bien 'de arriba abajo' previniendo la oxidación o 'de abajo arriba' inhibiendo los efectos de las citoquinas una vez producidas. La importante actividad
de las teaflavinas para alcanzar determinados factores de transcripción genética puede llegar a permitir el control de la inflamación exactamente en el punto donde se inicia.

Investigadores de la salud infantil de la Universidad de Cincinnati describieron en un informe de 2004 ("Theaflavin, a black tea extract, is a novel anti-inflammatory compound", Critical Care Medicine, octubre 2004) las características antiinflamatorias de las teaflavinas a partir de la observación de células cultivadas con distintas concentraciones de este compuesto. Estos investigadores se mostraron particularmente interesados en el gen que produce la citoquina inflamatoria interleuquin-8 (IL-8), responsable de condiciones inflamatorias como el asma, la enfermedad periodontal o el intestino inflamado. Las teaflavinas lograron inhibir considerablemente la producción de IL-8 en concentraciones muy bajas. En otras palabas, las teaflavinas bloqueaban el gen a la hora de generar estos productos.

Prácticamente todos los estudios acerca de estos compuestos han sido realizados en el siglo XXI. En 2006 ("Mechanisms of cancer prevention by green and black tea polyphenols. Anticancer Agents", Medical Chemistry, septiembre 2006), biólogos de la Universidad de Iowa en EEUU identificaron los diversos lugares en los que las teaflavinas ejercen regulación genética. Junto con otros polifenoles, eran capaces de modular enzimas involucradas en el cáncer, ya que inhibían la metástasis bloqueando los efectos de los genes que producen enzimas que hacen los tejidos más vulnerables a las células tumorales; además, reducían la formación de nuevos vasos sanguíneos necesarios para la proliferación del tumor (angiogénsis). La conclusión de dicho informe afirmaba que "los polifenoles del té verde y negro actúan en numerosos puntos regulando el crecimiento de las células cancerosas, la supervivencia y la metástasis, incluyendo efectos a nivel del DNA, RNA y las proteínas"

En 2000, un grupo de científicos taiwaneses (Biochemist Pharmacology, febrero 2000) demostraron que las teaflavinas reducían la producción de citoquinas inflamatorias incluso inhibiendo una potente molécula inductora de inflamación llamada lipopolisacárido (LPS). En 2002, estos mismos científicos ampliaron sus hallazgos demostrando que las fracciones más activas de las teaflavinas podían prevenir la inflamación en la piel y extremidades de ratones inducida experimentalmente con sustancias tóxicas (Nutrition and Cancer, 2002). Otro grupo distinto de investigadores taiwaneses publicó ese mismo año un estudio sobre las propiedades quimiopreventivas de las teaflavinas desactivando genes involucrados en la promoción del tumor y la inflamación ("Cancer chemoprevention by tea polyphenols through modulating signal transduction pathways", Archives Pharmacal Research, octubre 2002). En 2004, un equipo científico japonés demostró, por su parte, las propiedades para evitar la agregación plaquetaria por parte de las teaflavinas más activas (International Archives of Allergy and Immunology, mayo 2004).

En los últimos 4 años ha habido un creciente número de estudios e investigaciones acerca de las propiedades de las teaflavinas como compuestos antiinflamatorios, anticáncer o promotores de la longevidad proporcionado cada vez más detalles sobre su acción bioquímica exacta en el organismo, ampliando asimismo el campo de beneficios que otorgan, como la prevención del daño isquémico post-infarto, la pancreatitis alcohólica (Life Science, abril 2006) , la colitis (British Journal of Pharmacology, septiembre 2006), el cáncer y daño pulmonar generado por el tabaco (European Journal of Cancer Prevention, junio 2005) , la enfermedad cardiovascular o incluso la infección parasitaria (Parasitology International, septiembre 2008).

No cabe duda de que las teaflavinas del té negro son más que una mera promesa en el mundo de la salud. Combinar o alternar el té verde con el negro parece, por tanto, una saludable práctica. Habrá que estar atentos a próximas publicaciones sobre estos compuestos. Puede que dentro de una década esté de moda entre quienes cuidan de su salud consumir té negro. Al menos, no tendrás que esperar unos cuantos años a que los grandes medios se hagan eco para disponer de la información.