Piel acneica: 1.- Causas

Uno de los problemas cutáneos que más preocupan sin duda es el acné. Existe una amplia variedad de manifestaciones del acné: puntos negros (cuando el comedón se abre a la superficie; si está dentro de la piel se denomina punto blanco), pápulas (lesiones inflamadas sin pus), pústulas (cavidades pequeñas llenas de pus), nódulos (lesiones relativamente grandes y duras situadas en la profundidad de la dermis), quistes (profundas lesiones pustulares dolorosas y que pueden generar cicatrices) e incluso milium (bultos blanquecinos y duros sin pus). El acné afecta al 95% de la población en alguna ocasión a lo largo de su vida. Este común desorden cutáneo puede ser desde leve a severo, en ocasiones suele dejar cicatrices y su incidencia habitual está entre los 11 y 50 años (Journal of Cutaneous Surgery, Junio 2000). Independientemente de la edad, el sexo o el color de la piel, las causas del acné son las mismas, así como los tratamientos (British Journal of Dermatology, Mayo 2000). Para combatir efectivamente el acné, es preciso conocer esta condición y sus causas. Así como deshacerse de mitos en torno a este problema. Los factores principales que contribuyen a la aparición del acné son:

- Actividad hormonal
- Sobreproducción de grasa por las glándulas sebáceas
- Irregular o excesiva eliminación de células muertas, tanto en la superficie como en el poro
- Acumulación de bacterias en el poro

Adicionalmente existe una quinta causa menos común:
- Reacción alérgica a determinados cosméticos, alimentos o medicamentos

El proceso por el cual se genera acné puede entenderse del siguiente modo. Dentro de las glándulas sebáceas, la bacteria Propionibacterium acnes (o P. acnes) encuentra un medio ideal para el crecimiento. Dicha reproducción cursa con irritación e inflamación, razón por la que el color característico del acné es el rojo (Seminars in Cutaneous Medicine and Surgery, Septiembre 2001). Por tanto, usar ingredientes irritantes como el alcohol no es sino empeorar el problema.

El folículo piloso crece desde la glándula sebácea, y ambas forman el conducto pilosebáceo, conocido como poro. Cuando no hay problemas, el sebo llega hasta la superficie normalmente, donde se deshace para hidratar la piel. Los problemas surgen cuando en el conducto pilosebáceo se 'atasca' el sebo junto con células muertas, creando campo de cultivo para dicha bacteria. El exceso de sebo se genera básicamente por la actividad hormonal (Journal of the American Academy of Dermatology, Diciembre 2001), de ahí que asociemos la piel adolescente con exceso de grasa y problemas acneicos. El sistema inmunitario, en este punto, envía un fluido denomiado linfa para reparar el daño. Es aquí donde tienes una espinilla.

Debemos entender el cuadro del acné por tanto como un cúmulo de causas y circuntancias que concurren entre sí. De hecho, es difícil explicar el acné teniendo sólo en cuenta la bacteria Propionibacterium acnes (P. acnes), ya que de acuerdo a la Dra Leslie Baumann (Cosmetic Dermatology, 2002) se encuentra normalmente en la flora cutánea de personas sin acné. Cualquier cosa que altere nuestros niveles hormonales -el estrés, el ciclo menstrual, el embarazo, medicaciones como los corticoesteroides..- pueden agravar este problema. En cuanto a los alimentos, no está claro que alguno sea causa del acné, si bien el paciente en concreto puede encontrar estimulado su problema debido a alimentos o ingredientes alimentarios específicos (en tal caso, debe practicarse una dieta de descarte, en la que se vayan eliminando alimentos concretos durante varios días cada uno). Incidentalmente, el fluor de los dentífricos puede ser causa de acné peribucal según publicaciones anecdóticas.

Una vez conocidas y establecidas las verdaderas causas del acné tal como hoy lo entiende la ciencia dermatológica, podremos abordar este problema con tratamientos adecuados.