Por qué el sobrepeso y la obesidad deben considerarse un cáncer

Anteriormente habíamos visto el proceso por el cual la grasa protectora puede convertirse en grasa tóxica. En resumidas cuentas, el exceso de calorías que no podemos emplear inmediatamente para generar energía se acumula en el tejido adiposo, lo cual resulta grasa protectora en tanto evita que la grasa se acumule en lugares no deseados y por otro lado atrapando y aislando sustancias tóxicas. El problema es que esta grasa se convierte en grasa tóxica cuando el ácido araquidónico (AA), generador de inflamación, se libera de este tejido adiposo y entra en contacto con el cuerpo.

El Dr Barry Sears plantea, desde estas premisas, considerar la obesidad desde una nueva perspectiva: hay que empezar a pensar en el exceso de grasa corporal como un tumor adiposo, como un cáncer en cualquier otro órgano. Sólo de esta forma puede revertirse eficazmente la epidemia de obesidad causada por la inflamación silenciosa, así como puede observarse cualquier enfermedad crónica como consecuencia del Síndrome de Grasa Tóxica. Cuando empezamos a pensar en la obesidad como en un tumor, empiezas a darte cuenta de la similitud entre la obesidad y los cánceres clásicos:

- Crecimiento no controlado de un tumor localizado
- Significativa inflamación en el lugar inicial del tumor
- Los tumores pueden ser malignos o benignos
- Los pacientes nunca se curan totalmente

Una de las grandes falacias es pensar que la obesidad o el cáncer pueden curarse para siempre. Las razones por las que el cáncer o la obesidad se generan es porque existe una predisposición genética, y bajo ciertas condiciones (incrementada inflamación silenciosa), ambas condiciones emergen.

La definición de una célula grasa sana es aquella que puede expandirse para capturar y almacenar grasa de tu torrente sanguíneo. La enzima lipasa que libera la grasa acumulada es inhibida por la insulina. En algunas personas genéticamente delgadas, esta inhibición por la insulina es normalmente baja. Son genéticamente afortunados, o no tanto... Tus células grasas comienzan a enfermar cuando no pueden expandirse fácilmente más para capturar grasa, especialmente grasa tóxica. Si los niveles de ácido araquidónico comienzan a ser demasiado altos en una célula, ésta puede morir. Por debajo de ese nivel crítico de ácido araquidónico, la respuesta saludable del tejido adiposo es fabricar más células grasas para encapsular el ácido araquidónico que va llegando. Por encima de niveles críticos de ácido araquidónico, las células grasas enferman y mueren. He aquí la diferencia entre un tumor benigno y uno maligno. Los varios estadios se inflamación silenciosa inducida en el tumor adiposo pueden definirse según el Dr Sears como un cáncer:

Normal: Libre de tumor (eres delgado y tu sangre no está inflamada)
Nivel 1: Tumor benigno (tienes sobrepeso, pero tu sangré no está inflamada)
Nivel 2: Lenta difusión del tumor (estás delgado y tienes la sangre inflamada)
Nivel 3: Tumor maligno (tienes sobrepeso y tu sangre está inflamada)

Todos los cánceres se inician con un tumor primario. En tanto ese tumor está confinado a solo un área específica, es un tumor benigno. Tener sobrepeso pero no encontrar inflamación en tu analítica sanguínea indica que tienes un tumor adiposo benigno que crece como respuesta protectora para aislar ácido araquidónico del resto del cuerpo. Si tienes sobrepeso e inflamación, se incrementa vertignosamente tu probabilidad de morir antes. Éste es el verdadero vínculo entre el exceso de grasa y la enfermedad crónica. Un creciente número de norteamericanos, incluyendo millones de niños, caen en esta categoría.

Esto sirve para entender por qué son tan negativas las dietas que nos hacen bajar y subir de peso después. Pues constantemente estás liberando ácido araquidónico de tus células grasas (adelgazamiento), luego vuelves a capturar nuevo ácido araquidóico (ganar peso), para volver a liberarlo (adelgazamiento)... Un estudio europeo de 2007 demostró que los hombres sometidos a 'dietas yoyó' tenían mucha mayor probabilidad de morir que quienes permanecían en un peso estable incluso aunque fueran obesos. Por último, el mejor ejemplo de la paradoja de personas delgadas pero inflamadas son muchos atletas olímpicos. Aunque muchos de ellos puedan parecer en una forma física perfectamente saludable, están lejos del bienestar. Una vez que su nivel de inflamación es reducida, su rendimiento mejora, así como su expectativa de vida. Ésta es una de las principales razones por las que siempre se ha dicho que los atletas profesionales tienen menor tasa de longevidad, ya que tienen una importante tendencia a desarrollar inflamación.

Para prevenir y combatir el Síndrome de Grasa Tóxica y liberarnos del tumor, existen dos probadas estrategias:

- Reducir el exceso de insulina, en tanto ésta genera ácido araquidónico en las células. Para reducir la insulina, debemos consumir carbohidratos no glucémicos (fruta, verdura, legumbres) en lugar de glucémicos (pan, pasta, arroz, trigo..) junto con adecuada proteína. Esto es la Dieta de la Zona.

- Consumir diluyentes del ácido araquidónico. El ácido ecosapentanoico o EPA del aceite de pescado tiene esta propiedad en mayor medida que cualquier otro alimento o suplemento.

Recuérdalo, no puedes cambiar tus genes, pero sí la expresión de tus genes a través de la dieta.