"The CR Way": La restricción calórica como pilar antienvejecimiento

Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos ansiado encontrar algo así como el Santo Grial de la juventud, por no decir de la inmortalidad. Ciertamente el cáliz de la inmortalidad le está vedado al ser humano, cuya propia naturaleza parece estar programada para no poder vivir mucho más allá de los 130 años. En cualquier caso, este parece ser el tope biológico posible. Pero, ¿cómo podríamos alcanzarlo..y de modo que pudiéramos vivir esos años con calidad? En resumidas cuentas, ¿cómo prolongar la juventud, esperanza de vida y en el camino lograr años extras con plena capacidad? A día de hoy, existe al menos una estrategia universalmente conocida por el estamento médico y constantemente constatada desde al menos 50 años estudio tras estudio: se llama Restricción Calórica.

Éste es el protagonista absoluto del último libro en EEUU de Paul McGlothin y Meredith Averill, The CR Way (que se traduciría como "El Estilo de la Restricción Calórica"), prologado por el Doctor Stephen Spindler. Sus autores son fundadores del Calorie Restriction Society Research Project, que ha atraído la atención de la medicina antienvejecimiento de todo el mundo. Y no es para menos, ya que los resultados hasta ahora publicados sobre personas con dietas de limitadas calorías resultan espectaculares. Por ejemplo, ya en 2004 se publicó un estudio dirigido por el Doctor Luigi Fontana (1) en el que los individuos con dietas de calorías restringidas no tenían ningún riesgo cardiovascular (el primer factor de mortalidad en occidente) comparados con quienes seguían una dieta estándar. Esto significaba que tenían valores inferiores de colesterol total, colesterol malo LDL, o insulina en sangre (la insulina es la hormona principal responsable de que ganemos peso), así como mayor colesterol bueno HDL. Posiblemente la conclusión más reveladora para el gran público resultó que quienes practicaban la restricción calórica mostraron un corazón propio de personas 15 años más jóvenes. (2)

Estudios aparte de este proyecto sin parangón sobre la restricción calórica que sigue en marcha, en 2006 la medicina demostró que la hormona del tiroides llamada 'triiodothyronine' actúa como un marcador de envecejecimiento (a más edad, secretamos más esta hormona). Pues bien, todos los estudios animales han demostrado (3) que la restricción de calorías reduce el nivel de esta hormona, con lo que una vez más funciona como estrategia antienvejecimiento.

Todos los datos y estudios recopilados por el Doctor Stephen Spindler -líder mundial en la investigación sobre la restricción calórica- le llevaron a concluir en 2004 que la reducción de calorías puede extender la vida en ratones hasta un 42%, mientras reduce drásticamente los tumores cancerígenos.

En suma, ¿cuáles son algunos de los principales beneficios de la restricción calórica?:

- Inhibe la mutación celular, previniendo y combatiendo el cáncer.
- Reduce los niveles de azúcar en sangre, protegiendo de eventos nefastos como la glicación, que deteriora los órganos (en la piel concretamente genera arrugas)
- Reduce la inflamación, previniendo una amplia variedad de enfermedades así como arrugas en la piel
- Reduce drásticamente la producción de radicales libres (al consumir más calorías el cuerpo demanda más consumo de oxígeno, causando oxidación)

En decir, se trata de consumir menos calorías, pero no de malnutrirse o desnutrirse. La clave está en no consumir calorías vacías (como las que tiene una bolsa de palomitas, una pizza, patatas fritas, cereales industriales azucarados o bollería industrial, entre muchísimos otros), y sí consumir calorías nutritivas (las de la carne magra, el pescado, las legumbres, el aceite de oliva virgen..). Sí, pero.. ¿no voy a estar hambriento si reduzco considerablemente las calorías? Esto es lo que mucha gente se pregunta cuando oye hablar de restricción calórica. ¿Cuál suele ser el problema principal por el que la gente es incapaz de restringir sus calorías sin pasar hambre? Básicamente, porque la gente consume exceso de carbohidratos glucémicos -que elevan rápidamente el azúcar en sangre- como pan, pasta, arroz, patata o trigo. Al elevarse rápidamente el azúcar, el páncreas segrega proporcionalmente insulina, que irá sacando tu azúcar de la sangre. Es decir, cuantos más carbohidratos glucémicos consumes tiendes a necesitar comer más ya que estás en un círculo vicioso -cuanto más rápidamente suba tu azúcar, más rápida e intensamente caerá-, pues es el azúcar bajo en sangre lo que nos causa hambre. La solución es consumir una dieta basada en carbohidratos no glucémicos (fruta, verdura, legumbres, avena..), y adecuada proteína en cada comida (la proteína reduce la secreción de insulina). Esto se conoce como dieta favorable a la Zona, en la que el azúcar se regula entre las comidas, por lo que uno rápidamente deja de consumir calorías sin hambre ni privación. Todos los caminos llevan a Roma. En el mundo del antienvejecimiento, todos los caminos conducen a la Zona.


(1).- Fontana L, Meyer TE, Klein S, Holloszy JO. Long-term calorie restriction is highly effective in reducing the risk for atherosclerosis in humans. Proc Natl Acad Sci USA. 2004 Apr 27;101(17):6659-63.

(2).- Meyer TE, Kovacs SJ, Ehsani AA, Klein S, Holloszy JO, Fontana L. Long-term caloric restriction ameliorates the decline in diastolic function in humans. J Am Coll Cardiol. 2006 Jan 17;47(2):398-402.

(3).- Fontana L, Klein S, Holloszy JO, Premachandra BN. Effect of long-term calorie restriction with adequate protein and micronutrients on thyroid hormones. J Clin Endocrinol Metab. 2006 Aug;91(8):3232-5.