"Tu tipo de piel es ésta, luego debes usar productos sólo para tu tipo de piel"

[Aquí arranca la nueva serie bajo la etiqueta 'Mitos cosméticos']. Muchos, si no todos, estamos preocupados por identificar exactamente nuestro tipo de piel. ¿Tengo la piel seca, mixta, grasa y acneica? Para tal cometido, las dependientas de los stands de cosmética se muestran afables para acabar sentenciando: tienes la piel tal, por tanto sólo debes usar productos para ese tipo de piel. Así, las marcas cosméticas desplegarán un arsenal de productos en gamas bien definidas para cada tipo de piel. Nunca mejor dicho, han pronunciado una sentencia según la cual debes ceñirte a los productos diseñados dentro de la gama en cuestión. ¿Pero es esto correcto? ¡Ójala fuera todo tan sencillo! En primer lugar, las dependientas de un stand simplemente te han observado la piel, quizás con mucha atención, pero es simplemente lo que han hecho. Pero pongámoslo aún más difícil. Imaginemos que en el stand poseen una aparatología capaz de observar de cerca tus poros y la línea de la epidermis a nivel microscópico. Incluso que el encargado del cometido es un dermatólogo. Aun así, permíteme más que serias dudas sobre la sentencia de tu tipo de piel. Pensemos un poco. ¿En qué época del año estudiaron tu tipo de piel, en julio o en diciembre? ¿Estabas en un clima frío y húmedo o acaso en uno cálido y seco? ¿Estabas con la menstruación? ¿Qué medicamentos estabas tomando en ese momento? ¿Qué productos y principios activos estabas usando sobre tu piel en ese momento? ¿Estabas relajado de vacaciones o era una estresada época en tu trabajo sin apenas dormir? Con esta simple lista de preguntas quiero hacerte ver que la sentencia sobre tu tipo de piel es un interesante indicativo, pero no deja de ser eso, y puede estar sometida a imprevistos cambios. Tu tipo de piel puede variar, y de hecho lo hace, por causa de muy diversos motivos. Sin ir más lejos cuando nacemos y somos niños solemos tener lo que se llama una piel normal (¡una piel normal!, aquella preciada meta que tantas veces y en vano te prometen alcanzar las marcas con sus productos, como si tu piel fuera estática), desde la pubertad hasta la veintena tienes alta probabilidad de tener la piel con tendencia grasa y de sufrir acné por la elevada actividad hormonal a esa edad, y si eres mujer tienes mayor probabilidad de desarrollar estados de piel seca tras la menopausia. En realidad, muchas veces acabamos encasillando nuestra piel como mixta por el mero hecho de que se ve sometida a múltiples cambios. En verano y en la playa puedes necesitar usar productos para piel con tendencia grasa e incluso necesitar productos desinfectantes contra el acné, mientras en invierno y en un clima interior puede haber días en que tu piel se sienta confortable con una fórmula para piel normal a seca. Tu rutina cosmética también puede modificar tu tipo de piel. Si usas productos altamente irritantes o abrasivos acabarás teniendo la piel muy sensible, y si tienes la piel grasa pero no dejas de usar y abusar del alcohol denaturalizado sobre tu piel te volverás loco entre una piel unos días grasa otros días cuarteada por la sequedad. Tomar el sol también influye, simplemente piensa en las emolientes fórmulas acertadamente recomendadas tras los intensos (y nefastos) baños de sol. Realmente cuando alguien identifique tu tipo de piel, no lo tomes en vano, pero considera sabiamente la cuestión. Lo único absolutamente cierto es que ése es tu tipo de piel ese día (u hoy). Más que tener un tipo de piel, asume que 'hoy tengo este tipo de piel'. Quizás mañana, el próximo fin de semana y el mes siguiente sigas con ese tipo de piel. O quizás no. Escucha tu piel y trátala no según pasadas sentencias cosméticas, ni siquiera en función de cómo estuvo la semana pasada o ayer. Trata tu piel tal como está hoy.